Patrimonio Nacional recupera un paso subterráneo histórico que volverá a conectar, en 2027, ese gran parque con el Campo del Moro del Palacio Real.

Quiso en 1809 José Bonaparte, tras llegar al trono e instalarse en el Palacio Real de Madrid, que hubiese una vía directa, como existía de forma natural tiempo atrás, que uniese el Campo del Moro con la Casa de Campo, donde deseaba pasar su tiempo libre. La obra se la encargó a Juan de Villanueva, que dispuso el trazado de un túnel que desembocaría a la orilla del río Manzanares. El hermano de Napoleón no llegó a usarlo nunca, porque salió de España antes de que se terminase en 1813, pero sí lo hicieron de manera habitual Fernando VII, Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII. Tras 40 años cerrado al público, hoy Patrimonio Nacional trabaja en la rehabilitación de este pasadizo secreto con la idea de recuperar para la ciudadanía, en una obra conjunta con el Ayuntamiento de la capital, este camino histórico.

Situado a la altura de la entrada principal del Campo del Moro y cruzando bajo tierra el Paseo de la Virgen del Puerto, el Túnel de Villanueva -también conocido como el Túnel de Bonaparte-, de unos 44 metros de largo por 5,60 de alto y ancho, no es un gran tesoro constructivamente hablando: es de ladrillo macizo sobre un zócalo de granito, y en su origen -se conoce por los vestigios que aún quedan- el ladrillo estaba revestido de un mortero de cal que imitaba sillar de granito. Aunque su recuperación es valiosa por varios motivos: volverá a unir dos parques históricos, es la última obra que firmó Villanueva -el mayor arquitecto español del neoclásico- y fue importante en la vida cotidiana de la Corona.

La construcción de este túnel fue necesaria porque la calle Virgen del Puerto creció en altura con Carlos III, que encargó a Sabatini suavizar la pendiente desde el Palacio Real para que su salida en carruaje fuese más cómoda. Aquella obra, desconectó dos parquesque estaban unidos desde el siglo XVI.

Desde que se creó, el túnel, abovedado, ha sufrido diversas modificaciones. La más importante fue la que realizó Ramón Oliva a finales del XIX, que vistió la entrada con rocalla. La más reciente, a principios de los 2.000, dejó al descubierto sus paredes originales, que en los 80 habían sido tapiadas para evitar problemas de humedades. La rehabilitación actual ha sacado a la luz las dimensiones reales del pasadizo -siempre se pensó que estaba desproporcionado-, cuya disposición cambió antes de su estreno, ya que Villanueva murió sin verlo acabado y su discípulo, Silvestre Pérez, para salvaguardar los problemas del agua, aumentó la cota.

Ahora, Patrimonio Nacional va a dejar al descubierto los materiales originales de este paso, recuperando su arquitectura, y también va a crear una plataforma de acceso (de 5,60×5,60), y una pasarela de hormigón contemporánea (de 2,60 de ancho) que llegará hasta el otro extremo del túnel, que desemboca en un pabellón de la M-30 que, a su vez, a través de una escalera, conecta con Madrid Río y, de ahí, a la Casa de Campo.

«Está muy bien conservado», comenta María Corzo, jefa de servicio de arquitectura de Patrimonio Nacional, sobre el terreno, quien detalla, que se ha va a efectuar una intervención «que muestre los materiales de manera natural» y «respete las distintas aportaciones de cada época».

Así, se retirarán los rellenos para recuperar la proporción del túnel, se limpiarán y consolidarán las paredes, se pondrá un suelo de jabre (arenoso), se instalarán iluminación, cámaras y protecciones anti incendios, y se colocará una valla que sustituirá a la carpintería de madera que hay actualmente en la entrada. Unos trabajos, que comenzaron en octubre, en los que Patrimonio Nacional invertirá 415.000 euros procedentes de los fondos europeos.

Tras la intervención, el túnel, que «quedó aislado y descontextualizado por la M-30 y las diferentes intervenciones urbanas en la ciudad», explica Corzo, volverá a ser funcional.

Se cree que por este túnel, Alfonso XIII escapó hacia el exilio. Y se conoce que de niño paseaba a diario por él camino a la Casa de Campo. «Alfonso XIII es un hijo póstumo de un rey que muere tuberculoso. El primer deber de la reina regente, la reina madre María Cristina de Hamburgo, era cuidar mucho del niño, que tuviese mucha vida al aire libre, y ese aire era éste (el Campo del Moro) y la Casa de Campo», cuenta a los pies del túnel José Luis Sancho, jefe de investigación histórica, arquitectura y jardines de Patrimonio Nacional, quien detalla que este paso, desde su construcción y hasta el año 1931, estaba «reservado para el uso exclusivo del rey y el séquito». «En general toda la familia real en el siglo XIX usa mucho la Casa de Campo. Se decía que era el lugar de las mayores alegrías, entendámonos, de Felipe IV, un rey muy alegre», añade.

«Los Reyes de España tenían cuatro residencias, una por cada estación del año: Aranjuez, La Granja, El Escorial y El Pardo. Pero, el rey intruso, en plena guerra, como mucho podía ir a la Casa de Campo», detalla Sancho explicando el por qué de ese pasadizo. «Esta unión de los parques la crea para ir a tomar el café y jugar al billar», agrega antes de indicar que esta obra no formaba parte «de algo aislado, sino que incluía la ordenación del Campo del Moro, la creación del puente del Rey y de los paseos de la Casa de Campo».

Tras ser usado durante más de un siglo por los diferentes reyes, «se sospecha que en la guerra civil -el frente estaba en la Casa de Campo-, pudo servir de refugio o almacén», asegura Sancho, aunque no hay constancia documental. En los años 60, se abrió al público para dar paso al Museo de Carruajes del Campo del Moro, aunque desde los 80 ha permanecido cerrado.

A finales de este año, Patrimonio Nacional permitirá el paso a una parte de él (la plataforma de entrada), aunque no será hasta 2027 cuando se abra al completo, pues el Ayuntamiento prevé terminar en esa fecha los trabajos de recuperación de la Casa de los Vargas, muy próxima al túnel. Mientras, prepara la museología que acompañará a este paso y «servirá como complemento para comprender la importancia histórica de este área en la configuración de la ciudad», apuntan desde el Área de Cultura, Turismo y Deporte.

La apertura coincidirá con el quinto centenario del nacimiento de Felipe II, precisamente el autor de esos dos parques, que ahora volverán a estar unidos, aunque no de la misma manera, porque visualmente, desde el túnel, no se podrá ver la Casa de Campo por las instalaciones que hay en medio de la M-30.