El juicio por el divorcio de Seyran y Ferit concluye como todos esperaban. A la salida, la prensa los espera con insistencia, y Seyran, abrumada por los periodistas, acaba desmayándose.
Ferit, visiblemente preocupado, corre a socorrerla con ternura, mientras los Ihsanli observan la escena con rabia. Mientras todos asisten a la joven, ellos solo piensan en que los Korhan están invadiendo lo que consideran suyo. Poco después se lo hacen saber a Kazim, lanzándole una clara advertencia: si no se comportan, ellos no serán tan indulgentes como Halis.
Todo apunta a que el destino de Seyran y Suna queda ahora en manos de los Ihsanli. Esta idea empieza a sembrar dudas en Hattuc. Mientras tanto, en la mansión Korhan, Ferit, harto de su entorno, presenta a Pelin como su prometida y pide permiso a Halis para que se instale en casa. El patriarca accede, convencido de que es lo mejor para su nieto.
