La llegada de Nükhet y Kaya desata un terremoto en la familia Korhan. Halis anuncia que ambos vivirán desde ahora en la mansión, pero lo que parecía una simple incorporación familiar pronto se convierte en una auténtica declaración de guerra.

El patriarca no se queda ahí y nombra a Nükhet nueva anfitriona de la casa, relegando a Ifakat y sentándola a su izquierda en la mesa, mientras Kaya ocupa el lugar de Fuat.
Ferit no puede contener la indignación y exige que su primo abandone el sitio de su hermano, pero Halis impone su autoridad: Kaya ocupará ese puesto. La decisión deja una profunda herida no solo en Ferit, sino también en Gulgun, Orhan y Asuman, que ven cómo se deshonra la memoria de Fuat.
Seyran intenta calmar a Ferit y adopta una actitud conciliadora con Kaya, lo que no hace más que tensar la situación. Ferit se siente herido y traicionado por la comprensión de su esposa hacia los recién llegados, mientras ella cree que Halis solo busca unir a la familia. Sin embargo, todos los demás lo interpretan como una maniobra de castigo.