Tarik, herido en su orgullo y ansioso por vengarse, comienza a tramar su revancha. Sin embargo, su abuelo, un hombre de estrategia y calma, le advierte que mantenga la compostura.
El propósito de los Sanli es más grande que el simple acto de venganza; su mirada está fija en la organización de una boda doble.
Para ello, necesitan que el divorcio entre Seyran y Ferit se concrete. En paralelo, Suna, rota por la carga de su propio destino, acude a Abidin, el hombre que ha sido su consuelo.
Le confiesa, entre sollozos, que debe casarse con Saffet, una condena disfrazada de destino. El abrazo que se dan es una despedida no dicha, un adiós sin palabras. Abidin, destrozado, busca consuelo en Ferit, con quien encuentra la reconciliación, aunque el peso de la tristeza sigue envolviendo su alma.