Ferit aguardaba en el aeropuerto con la esperanza aferrada al alma. Pero en lugar de Seyran, apareció un desconocido con una carta entre las manos. Una despedida escrita por la mujer que amaba… una carta que sellaba el final de su historia de amor.
Seyran se ha marchado a Antep con su tía Hattuc, alejándose no solo de Estambul, sino también del único hombre que la amó sin condiciones. Pero la herida más profunda no fue su ausencia. La verdadera puñalada vino de su propio padre.
Cuando Orhan apareció en el aeropuerto, Ferit entendió: fue él quien convenció a Seyran para alejarse. Fue él quien dinamitó el único futuro que Ferit había imaginado.
Entre lágrimas, el joven le confesó que no puede vivir sin ella. Pero al ver la frialdad de su padre, el dolor se transformó en ira:
“¡Te odio! ¡Os odio a todos!”
Ha perdido a su hermano. Ahora también a Seyran. Y siente que no le queda nada… salvo una promesa ardiente:
👉 “La buscaré. Esté donde esté. Nunca podréis separarnos.”
Ferit se marcha, no vencido, sino decidido.
Porque cuando el amor es verdadero, ni la traición más cruel puede apagar su llama.