Turquía se ha convertido en uno de los principales exportadores de ficción televisiva del mundo y sus telenovelas y dramas románticos arrasan en audiencias desde América Latina hasta Oriente Medio y Europa. Sin embargo, este éxito internacional convive con estrictas limitaciones impuestas por el Consejo Supremo de Radio y Televisión (RTÜK), el organismo encargado de regular el contenido audiovisual en el país.
En España estamos muy acostumbrados a ficciones como “Los Bridgerton” (2020), “Élite” (2018), “La casa de papel” (2017) o “Culpa mía” (2023), donde las relaciones se muestran sin tapujos y de forma muy explícita. Sin embargo, no en todo el mundo es así. En el caso de Turquía,se trata de un país que está muy regido por la religión y, para garantizar que las series cumplen con sus preceptos, entra en juego elRTÜK.
Las restricciones de este organismo afectan especialmente a las escenas que muestran afecto físico entre parejas, como besos prolongados, insinuaciones sexuales o diálogos con doble sentido. En ocasiones, incluso gestos considerados inocentes en otras culturas, como abrazos en la cama o roces de manos, son editados o eliminados por completo. La normativa también impone límites a la representación del alcohol, el tabaco o cualquier conducta que se considere «inapropiada para la familia».

Esta censura no solo condiciona el resultado final de las producciones, sino que también influye en el proceso creativo de guionistas y directores, que se ven obligados a recurrir a metáforas visuales, miradas intensas y silencios cargados de emoción para transmitir lo que no pueden mostrar abiertamente.
Fuera de Turquía, esta realidad provoca frustración entre los espectadores que siguen estas series con gran afición y descubren que momentos clave han sido suavizados o directamente eliminados. Precisamente, cuando la serie finalizó su emisión en su país de origen, muchos de los seguidores se lamentaron por la ausencia de escenas íntimas entre Seyran y Ferit.
A pesar de todo esto, el capítulo 34 de “Una nueva vida” sigue conteniendo mucha tensión, complicidad y, por supuesto, marca un punto de inflexión para el romance entre los protagonistas. Aunque el contenido explícito haya sido moderado, el simbolismo y la carga sentimental siguen estando muy presentes en la escena.